Al igual que hizo con los productos del programa ‘Gran Canaria Me Gusta’, la empresa palmera abre ahora un espacio para la negociación con estos creadores de cara a la distribución de sus prendas
Un amplio grupo de diseñadores de moda grancanarios, pertenecientes al programa Moda Cálida que impulsa la consejería de Desarrollo Económico del Cabildo, mantuvo hoy una reunión con el propietario de las tiendas La Molina, David Hernández, que desde hace 14 años apuesta por el producto canario, para abrir la posibilidad con cada uno de ellos de iniciar una relación comercial y distribuir sus prendas en los distintos espacios que gestiona.
Se trata de una nueva colaboración que replica el modelo ya puesto en marcha con productores del programa Gran Canaria Me Gusta, que se materializó en un nuevo espacio gastronómico dentro de la tienda de La Molina en la calle Triana de la capital grancanaria, señalizado con la imagen del programa Gran Canaria Me Gusta –realizado por el Cabildo- y con el que Hernández ampliaba la capacidad y variedad para degustar y comercializar el producto local que ya ofertaba su tienda.
Ahora, con los diseñadores de moda, Hernández se mostró interesado en “iniciar un diálogo y generar sinergias que beneficien a ambas partes y que supongan en definitiva una nueva apuesta por el producto y el talento local”.
En este sentido, la consejera de Desarrollo Económico Minerva Alonso quiso poner en valor la importancia de la apuesta de este empresario por la sostenibilidad y la economía circular, y de la colaboración público-privada que mantiene con su área.
“El turismo, por ejemplo, todavía no aprecia el enorme potencial y la singularidad de nuestra industria de la moda, y este puede ser un muy buen comienzo para darla a conocer más allá de la Semana de la Moda que se celebra en el sur”, comentó también la consejera, quien dejó claro que a partir de este encuentro la relación y los acuerdos de cada diseñador con el empresario son asuntos privados pero la institución insular si se encargaría después de crear el espacio físico en la tienda, para que “el comprador nada más entrar lo identifique como un producto identitario y original”.